
Ahí va una reseña del último disco de Metallica recién estrenado, y de su discografía en general.
En su nuevo disco “72 seasons” Metallica nos trae canciones largas llenas de riffs repetitivos y de estructuras que tienen más de jam en local de ensayo o de canciones alargadas en directo, que de canciones trabajadas para tener chicha musical y convertirse en nuevos himnos.
Salvo alguna excepción, las canciones de este disco son largas (algo normal en Metallica, el problema es que SE HACEN largas), superando los 5 minutos, algunas los 7 e incluso una supera los 11 minutos. ¿Para qué?
No aporta nada esa repetición infinita de riffs y estructuras en círculo, alargadas hasta el hastío.
Si se hubieran acortado, dejando la chicha, habrían ganado canciones que funcionan antes de ponerse cansinas como “Screaming suicide”, “Crown of Barbed Wire” o “If darkness had a son” (mi favorita del disco, mola el riff inicial de guitarra y el ritmo militar de batería).
Es como que estas canciones han surgido en improvisaciones en el local de ensayo, o juntando de forma un tanto random ideas de riffs sueltos y demás composiciones de los miembros de Metallica, sacando la libreta de anotaciones para juntar en una especie de puzzle forzado los bocetos de ideas para formar nuevas canciones, encajando algunas propuestas mejor que otras pero muy lejos de la excelencia compositiva que Metallica demostró desde sus inicios hasta el “St.Anger” (sí, incluido este disco, aunque los puristas se rasguen las vestiduras).
En “Death Magnetic” (2008) también tuvieron este problema, con canciones alargadas, y en esa ocasión, con el problema añadido de tener dentro de cada canción como varias canciones distintas que nada tenían que ver entre sí, creando canciones frankenstein, con ideas encajadas con calzador para formar canciones amorfas que carecen de una estructura con algo de lógica musical y que sea memorable al oyente.
En “Hardwire to self-destruction” (2016) recuperaron un poco el mojo que habían perdido desde el “Lulu” (2011).
“Lulu” fue otro experimento extraño que consistió en una especie de jam grabada entre Lou Reed y Metallica, formando en teoría una especie de Velvet Underground metalera pero en la práctica pareció un grupo de músicos borrachos y fumados improvisando sin crear nada realmente trascendente ni entretenido para los oyentes, pasándoselo mejor los intérpretes que el público, en un ejercicio onanista gñé y cansino de escuchar.
“Hardwired to self-destruction” fue un regreso al Metallica trashmetalero, es cañero y fácil de escuchar para los fans, pero sin la calidad y el carisma necesario para convertir a ninguna de sus canciones en nuevos himnos de una banda que tiene unos cuantos en su discografía.
Luego hicieron S&M 2 (2020), otro disco de canciones de Metallica tocadas junto a una gran orquesta, combinando metal y música clásica. Homenajeando una vez más las bandas sonoras de Ennio Morricone, una de las referencias de la banda.
Si bien el S&M original fue un tremendo discazo, esta segunda parte tiene poco que aportar, ya que las mejores canciones de Metallica fueron ya adaptadas en esa primera (y grandiosa) ocasión.
Lo mejor que ha hecho Metallica discográficamente sigue siendo todo lo que hizo desde sus inicios a “St.Anger” (2003):
Sus inicios de pura caña trashmetal con “Kill em all” (1983), para pasar a un metal más progresivo y melódico en “Ride the lightning” (1984), alcanzar su cenit compositivo y de estilo propio con “Master of puppets” (1986) y seguir con el virtuosismo metalero en “And justice for all” (1988).
Luego dieron un cambio estilístico, dejando el trash metal y el metal progresivo en segundo plano y pasándose a un hard rock con incluso alguna balada rock en el “Black album” (1991), donde pese al arriesgado cambio, tienen algunos de sus mejores temas.
Ahondaron en el hard rock en la dupla “Load” (1996) y “Reload” (1997), llenos de temazos redondos. Aunque los fans más puristas seguían pidiendo más “Masters of puppets”, la banda continuó con alta calidad musical y sacando nuevos himnos.
“Garage Inc” (1998) fue un homenaje y una vuelta a sus raíces garajeras, con versiones metal, punk y hard rock de canciones míticas de grupos que les marcaron e inspiraron. Alguna cover incluso supera a la original, como “Whiskey in the jar”.
Después del primer “S&M” (1999), ya comentado antes en este artículo como la joya que es (no así el innecesario “S&M 2”), dieron otro giro estilístico y se pasaron al ¡NU-METAL! en el denostado “St.Anger” (2003).
A mí es un disco que me gusta bastante. Creo que refleja bien la loca época post 11-S, y el momento personal de rabia que había en la banda en ese momento (retratado en el genial documental “Some kind of monster” del maestro de los documentales true crime Joe Berlinguer), y me mola escuchar a Metallica haciendo nu-metal, influido por este género que tuvo su apogeo a finales de los 90-principios del 2000, con grupos como Korn, Limp Bizkit o System of a down.
“St.Anger” es un disco que he escuchado muchísimo, es divertido, cañero y sincero. Tiene canciones que son pepinos: “Frantic”, “Some kind of monster”, “St.Anger”, “Invisible kid”, “Shoot me again”… molan todas.
Creo que transmite bien de forma auténtica lo que intenta transmitir Metallica en ese momento, y se la jugaron más allá del extraño sonido a batería de cocina de Lars Ulrich. Arriesgando bastante en su nuevo cambio de sonido, algo que desde luego no se le puede achacar a Metallica es de acomodarse y hacer siempre lo mismo.
Si tuviera que hacer un ranking de discos de Metallica no pondría ni de coña a “St.Anger” en último puesto. Ese lugar se lo reservo a “S&M2” o a “Lulu”.
Por no mencionar “The Black list” (2021) el horripilante recopilatorio de versiones de Metallica por otros “artistas”. La versión de J.Balvin todavía me hace sangrar los oídos, pero eso no es un disco oficial de Metallica, así que hagamos como que nunca sucedió.
Este último lanzamiento “72 seasons” creo que no es un disco malo, pero tampoco es un disco bueno.
A Metallica, como una de las bandas más grandes de la Historia del Metal y el Rock duro, le pedimos algo más que discos psé.
Y que en uno de sus discos no haya ningún tema que realmente destaque y se convierta en un nuevo temazo memorable, es mala señal para una banda que hasta principios del 2000 (y de eso hacen ya 20 años) mantuvo una elevada calidad compositiva, lo cual hizo a Metallica ser Metallica.
Metallica puede hacerlo mejor. Quizás en la próxima season.