[publicado originalmente el 24-1-2008]
por Dr.Escroto

Una pizarra del instituto Columbine.
Alex de la Iglesia se nos pone serio. Abandona el género que ha marcado toda su obra, la comedia negra, para pasarse al thriller-dramático. Y a pesar de mis temores por ser fan de sus comedias negras, el cambio de registro no le ha sentado del todo mal a De la Iglesia.
Su nueva historia, co-escrita como siempre con Jorge Guerricaechevarría y basada en la novela homónima de Guillermo Martínez, trata de un estudiante de matemáticas y un profesor de lógica que descubren a la vez el cadáver de una anciana, y juntos intentarán descubrir al asesino usando sus cocos.

“Frodo, ten cuidao que se te salen los ojos de las cuencas”
Protagonizada por actores internacionales como John Hurt (el tío al que le salía el Alien por la tripa) y Elijah Wood (más conocido como Frodo), rodada en inglés y en tierras inglesas, Alex de la Iglesia está más fino que nunca. Su dirección es impecable, dándole atractivo visual a una historia que se mueve principalmente por los diálogos, con el peligro que puede eso suponer para el tedio del espectador. Pero no, afortunadamente Los crímenes de Oxford no es un Zodiac (película coñazo donde las haya), y a pesar de moverse la trama mediante rajaduras constantes, no aburre en ningún momento, mérito como ya he dicho de la dirección de Alex de la Iglesia. A destacar un plano larguísimo por el que desfilan los principales personajes que todo el que haya visto la película sabrá a cual me refiero. Eso es un director, y lo demás son tonterías.
También aparece Leonor Watling representando, como ella misma dijo en una entrevista, «la carne, lo físico», entre tanto intelectual con pajas mentales. Y vaya si lo representa, podemos apreciarla en todo su esplendor. A destacar el momento pornochacha de los spaghettis.

“Ay, cómo me gustaría estar ahí en vez de Frodo”
Se agradece ese punto de contraste con los profundos diálogos, como también algún punto de humor oportuno que hay, que alivian la cháchara y hace que la película se nos pase volando.
El giro final también es algo muy bien conseguido, poniendo el broche de oro a la película.
Una cosa que me impactó de la cinta es la cantidad de gente rara que aparece, entre los empollones hikikomoris, los enfermos del hospital, el careto del actor Dominique Pinon (ese que sale en las películas de Jean-Pierre Jeunet) los caretos de los ingleses que hacen de extras (la agencia de casting se lo debió pasar en grande) y los numerosos mongolos reales que pueblan el metraje, siendo otro elemento más que alivia la densidad de los diálogos, por cierto.
Esta era una historia arriesgada, pero a Alex de la Iglesia le ha salido redonda. Una película muy inteligente, que demuestra que los directores españoles no hacen solo películas de yonkis, putas, maricones, guerra civil e historias de barrio.
Últimamente, entre esta, REC y Los cronocrímenes estoy viendo un punto de giro en el cine español, con directores españoles que hacen buen cine de entretenimiento. Últimamente están saliendo varias películas de esas que sales diciendo del cine «no parece española». Ese es el camino, si se quiere resucitar al cine español de su fracaso comercial y artístico. Hay que crear industria, matar a los chupópteros que viven de las subvenciones haciendo cine social que no interesa a nadie. Esa es la manera de que el cine español resucite.
De hecho, ahora estamos en un punto que me recuerda a aquella época de los primeros 90, cuando salieron Acción Mutante, El día de la bestia, Tesis, Torrente, Airbag y Abre los ojos. Parecía que se podía confiar incluso en el cine español. 2 de esas películas eran del genial De la Iglesia.
Puntuación: 4 estrellas de 5.