Crítica película «Los cronocrímenes»

[publicado originalmente el 18-7-2008]

por Dr.Escroto

Para el título de la versión porno, en «Crono» quitar la «r» y añadir un «~.»

Todos esperábamos este largometraje, la ópera prima en el largo de Nacho Vigalondo, como la salvación del cine español. Tras estos 2 años de retrasos absurdos, de no tener distribuidora española pero sí tener distribuidora en el extranjero (e incluso los derechos para un remake americano comprados por la productora de Tom Cruise), haciendo cierto el dicho de «nadie es profeta en su tierra» o también el de «el problema del cine español es que no tiene industria» por fin se ha estrenado en nuestro país Los cronocrímenes. Y después de tanta espera, ¿es realmente la nueva llegada del Mesías a la tierra en forma de película? Pues sí y no. Es un peliculón. Pero por si sóla no salva ni cambia nada del cine español. Eso sí, junto con REC (otra película que se valoró más y antes en el extranjero que aquí en España) es una muestra de que en este país no solo se hacen películas sobre yonkis, putas, maricones, guerra civil y comedietas de barrio protagonizadas por actores niñatos salidos de la última serie de televisión de moda (de moda entre las marujas y/o teens unineuronales, claro).

Los cronocrímenes es una muestra de que en este país EXISTEN otros géneros aparte del cine social y las comedietas tontas.

Los cronocrímenes es una muestra de que no hace falta el presupuesto de Alatriste para hacer ciencia ficción (CIENCIA FICCIÓN ESPAÑOLA, con dos cojones).

Con cuatro actores, 2 localizaciones y un bosque, Nacho Vigalondo nos cuenta una historia sobre viajes en el tiempo y sus paradojas, que nada tiene que envidiar a Primer en complejidad, aunque Primer si debería envidiar a Los cronocrímenes en cómo narrar una historia de ciencia ficción compleja pero que el espectador la entienda a la primera, sin necesidad de andar buscando esquemas por foros de frikis en internet.

Entre la mencionada comedura de tarro pajamentaloide y los puntos de terror combinados con peculiares puntos de humor, la película se pasa volando.

No es fácil narrar lo que aquí se narra (perdonen la ambigüedad pero es difícil profundizar algo más sin soltar spoilers) y Vigalondo a la dirección se marca un juego de diferentes puntos de vista de la misma situación que es una gozada. Así como algún juego metacinematográfico, como congelar la imagen. También juega mucho con el zoom, efecto que se usaba mucho en los 70, y que a pesar de que Kubrick y Scorsese lo usan también, en todas las escuelas de cine del mundo aconsejan no usarlo, pues si se usa mal el recurso, lo del zoom recuerda hoy en día al vídeo de la boda de tu tío. Pero Vigalondo lo usa con arte, y esos zooms quedan de puta madre, muy frescos.

 

La típica burla que se hacía en el colegio al cuatro ojos de clase.

La momia rosada. Qué decir de la momia rosada con la tijera. Peazo imagen icónica que se queda instantáneamente grabada en el cerebro para la posteridad. Otro tanto para Vigalondo, que estoy seguro de que si estuviera tan avispado como George Lucas con el merchandaising, vendería un montón de camisetas, muñequitos y videojuegos de La momia rosada.

Sí, a ella se le ven las peras en la película.

La actuación de Karra Elejalde es brutal. Lo borda como jubilado tripón que se mete sin quererlo ni beberlo en todo ese fregao. La chica Bárbara Goenaga y la actriz que hace de mujer (no recuerdo el nombre y no me apetece buscarlo, lo siento) también cumplen. El único que me chirría, y después de todas las anteriores alabanzas me duele escribirlo, es el propio Vigalondo, que hace un papel que debería haberlo dejado en manos de otro actor, que de mejor el perfil del personaje. Mientras que en sus cortos 7: 35 y Choque, Vigalondo encaja a al perfección en los personajes que él mismo ha escrito para sí mismo, en Los cronocrímenes chirría el papel que se ha reservado. Quizás es que le apetecía salir en la película, por ser su primera película le haría ilusión, bajo cualquier concepto, pero ya digo que otro actor con rasgos más de «auxiliar de científico» hubiera encajado mejor.
Aparte que es imposible desconectar de pensar en todo momento que ese que sale en pantalla es el propio director de la película.

Cierto es que a Woody Allen, a Clint Eastwood o a Santiago Segura nadie les recrimina que salgan en sus propias películas, igual que tampoco se le recrimina a Vigalondo sus papeles en 7: 35 y Choque, pero su actuación en Los cronocrímenes no llega a cuajar.

“Dejándome barba para este rodaje he hecho un dos por uno barbil: barbas de director y barbas para el personaje friki”.

 

El resto, perfecto. Vayan a verla al cine, que esto es todo un acontecimiento: UNA PELÍCULA ESPAÑOLA BUENA.

 

Puntuación: 5 estrellas de 5

2 comentarios en “Crítica película «Los cronocrímenes»

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