Cómo perdí 22 kilos de peso en 2 años

Hace dos años pesaba 22 kilos más de los que peso en el momento de escribir este artículo. Nunca había pesado tanto. Si seguía por ese camino, me iba a convertir en un óbeso mórbido.

Me costaba respirar. Cualquier actividad mínimamente física me ahogaba (subir escaleras, caminar rápido). Sudaba mucho, no solo en verano y haciendo actividades movidas, si no también en invierno, en interiores con calefacción. Mi capa de grasa, como la de las focas, aportaba demasiado calor al cuerpo, y en el transporte público o en interiores, siempre estaba con calor y sudando.
Tenía siempre sueño y cansancio.

Practicaba deporte muy esporádicamente: de vez en cuando salía a dar un paseo. Con el buen tiempo de primavera y verano, incluso me animaba a salir a correr de vez en cuando, unas pocas veces al mes. Pero nunca de forma continuada.
También tenía una bicicleta estática barata en la habitación, con la que hacía media hora de pedaleo de vez en cuando. Y también hacía algunas pesas (un par de mancuernas de 5 kg cada una). De vez en cuando también me arrancaba con unos abdominales o flexiones, pero nunca de forma contínua. Lo mismo alguna semana hacía ejercicio 2 tardes, y no volvía a hacer ejercicio en un par de semanas. Vamos, que no tenía ninguna constancia. No era suficiente ese poco ejercicio que hacía.

NOTA: No, no soy ninguno de las fotos. Esas fotos de ANTES – DESPUÉS están sacadas de internet de gente random, como elemento de inspiración para animar a los lectores/as del artículo. Y también dan para LOL.

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Mi trabajo, bastante sedentario, de estar muchas horas sentado frente al ordenador, me quitaba tiempo de hacer ejercicio. Y en el poco tiempo libre, estaba cansado de trabajar, con lo cual hay que admitir que me daba bastante pereza hacer ejercicio.
Cuando llevaba un tiempo sin hacer, lo cogía con ganas, pero en las semanas que hacía varias tardes ejercicio, me acababa aburriendo, me sentía como un hamster corriendo en la rueda de su jaula.

Tampoco cuidaba demasiado la alimentación: tomaba un montón de carbohidratos, azúcares y grasas saturadas en desayuno, comida, merienda y cena.
Comida rápida (pizzas, hamburguesas, kebabs…) y dulces (helados, bollería, chocolate, tartas, natillas, membrillo, postres varios…) varias veces a la semana, sobretodo los fines de semana.

También bebía bastante cerveza. Muchas cañas con amigos, que no solo hinchan el estómago por el gas, también hinchan las tapas con las que se acompañan las birras.

Y los fines de semana, además de la cerveza, whiskey con cocacola. La cocacola es básicamente azúcar con agua y colorante. Cada vaso de cocacola es como si tomaras varias cucharadas de azúcar. Una bestialidad.
Eso, unido a las calorías vacías del alcohol (calorías que no aportan nutrientes ni energía al cuerpo, pero sí se acumulan y transforman en grasa), hacían que los fines de semana se fuese al traste cualquier intento de adelgazar, haciendo algo de ejercicio o cuidando algo la alimentación entre semana.

El peso de uno es una cuenta: a las calorías que entran, se les restan las que salen: si hay más calorías que entran por la comida y la bebida que las calorías que se gastan con ejercicio y actividad diaria, engordamos, si la cuenta sale negativa, adelgazamos. Tan simple como eso.

Mi cuenta estuvo descompensada demasiados años, y eso me hizo engordar sobremanera.

Si no quería acabar como el Gordo Cabrón de Austin Powers, tenía que hacer algo. Así que me conciencié, investigué sobre el tema (internet, libros) y fui a por ello:

CÓMO PERDER PESO: LA ÚNICA MANERA DE HACERLO DE FORMA SANA, REALISTA Y EFECTIVA

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Las dietas no valen para nada. Las dietas solo sirven para perder mucho peso en poco tiempo, lo cual es insano. Todas estas dietas tipo Dunkan, paleo, la del pomelo, la de la manzana…hacen que el cuerpo pase hambre, y sufra carencia de alimentos esenciales. Podrás bajar unos cuantos kilos en unos días, o semanas, sufriendo a cada comida y pasando un hambre del carajo, pero luego, en cuanto dejes de hacer la dieta y vuelvas a tus hábitos habituales, no solo recuperarás el peso perdido, si no que además engordarás más que antes de hacer la dieta.

Esto es el «efecto rebote». El cuerpo, al detectar escasez en las reservas, comienza a tirar de la grasa acumulada en el cuerpo, sí, pero también ralentiza el metabolismo basal (la energía que gasta nuestro cuerpo en reposo, simplemente por vivir), ya que el cuerpo está en estado de excepción para no morir de hambre. Cree que no le vas a dar alimentos con la misma cantidad que antes, y se adapta a un metabolismo ralentizado. Entra en modo «ahorro de energía».
Además, en ese estado, no solo se quema de las reservas corporales algo de grasa, también se destruye músculo, para convertir esas proteínas en energía, al tener carencias energéticas.

RESULTADO: después de la dieta, aunque hayamos perdido algo de peso, nos hemos cargado el metabolismo, ralentizándolo (quemamos la energía de los alimentos mucho más lento que antes) y perdiendo músculo (el músculo gasta energía y aumenta el metabolismo), de forma que, ahora, cualquier alimento que comamos, nos va a engordar mucho más que antes de hacer la dieta.

Por eso existen personas gordas, que van de dieta en dieta, y aunque temporalmente pierden algo de peso, en cuanto dejan de comer como un pajarillo, vuelven a su obesidad habitual o incluso se ponen aún más gordas.

NINGUNA dieta funciona. Todas son un engañabobos. Todas las dietas que prometen milagros lo único que buscan es sacarte dinero. La única forma de adelgazar y mantenerte en tu peso ideal, es hacer vida sana. No hay otra.

SOLUCIÓN: VIDA SANA

El único método para perder peso es hacerlo poco a poco, con constancia, llevando una vida más saludable. No hay más. Aquí no hay métodos mágicos. Quién quiera perder peso, tiene que hacerlo durante semanas, meses y (si le sobran muchos kilos) años. Y luego mantener ese estilo de vida más saludable para TODA LA VIDA. Tenemos que mentalizarnos que no es una dieta temporal, es aprender a vivir más sano. A comer mejor.

Y esto nos ayudará no solo a estar en nuestro peso ideal, y vernos mejor físicamente (lo cual aumentará nuestra autoestima y habilidades sociales, lo cual redunda en estar más feliz, e incluso en que nos vaya mejor las cosas en el trabajo, con la famila, amigos, etc….es un círculo virtuoso que beneficia a nuestra vida en general), también estaremos mejor de salud, lo cual debería ser el principal objetivo de llegar al peso ideal, ya que es lo más importante de nuestra vida. Sin salud, no hay nada más. Con salud, los demás problemas son solucionables. Y estar saludables, como hemos mencionado, hace que el círculo virtuoso, nos lleve a estar físicamente mejor, más atractivos, más fuertes, más activos, con más energía…lo cual redunda en mejorar todas las demás facetas de nuestra vida (sociales, laborales…).

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Así que no se trata de hacer dieta, se trata de vivir más sano: comiendo sano, haciendo ejercicio, tomando sol y durmiendo bien. No hay más misterio. Es tan fácil (y tan difícil si has tenido hábitos insanos durante mucho tiempo) como eso.

1-COMER SANO:

Una dieta variada, equilibrada y lo más pura y de la mejor calidad posible. El cuerpo necesita ingerir proteínas, hidratos de carbono y grasas. Además de vitaminas, calcio, agua y fibra.

Acostúmbrate a mirar las etiquetas de los alimentos donde viene la información nutricional (esas tablas con los nutrientes que hay cada 100gr), antes de comprar en el supermercado y decídete por los más saludables, no compres los que engordan.

Si queremos adelgazar debemos reducir los hidratos de carbono (pan, bollería, pasta, arroz, pizza…), en especial los azúcares (no tomes azúcar blanco, si no puedes evitarlo toma en su lugar estevia, que es un endulzante natural, o acostúmbrate a tomar el café con leche sin añadirle ningún endulzante, yo me acostumbré y no echo de menos el azúcar en el café). Los azúcares puedes ingerirlos de forma natural con las frutas (plátanos, manzanas, kiwis, uvas, sandía, melón…). Ojo, piezas de frutas enteras, nada de zumos, ni fruta en almíbar de lata, ya que le añaden mucha azúcar.

Ojo, que hoy en día echan azúcar a la mayoría de alimentos procesados: embutidos, platos precocinados, latas, pizzas, salsas… Así que no creas que ingieres azúcar blanco solo cuando va en sobres, terrones o te la echas con cuchara al café. El azúcar hoy en día es una invasión. Mira las etiquetas de los alimentos y te sorprenderás de la cantidad de alimentos que creías que no tenían azúcar y sí la tienen. Así que OJO, e intenta escoger alimentos que no tengan azúcar añadida.

También reducir las grasas, en especial las grasas saturadas, las grasas que se encuentran en los alimentos precocinados (congelados, latas, bollería, comida basura…), ya que son grasas artificiales que van directas a lo michelines. Sin embargo, las grasas naturales (aceite de oliva, grasas presentes naturalmente en carnes, pescado, huevos…) son buenas y necesarias para el buen funcionamiento del cuerpo.

En cuanto a las proteínas, lo suyo es acompañar cada comida con algo de proteínas, eso hará que el cuerpo queme más fácilmente los hidratos de carbono y grasas, al saber que cuenta con proteinas de calidad para crear músculo y reparar el cuerpo. Fuentes de proteínas: carnes (pollo, pavo, ternera, conejo, cordero…), pescado (atún, salmón, merluza, sardinas…), quesos y algunos vegetales y cereales (soja, tofu, avena…).

Ojo, recomiendan no comer carne roja más de 3 días a la semana. Así que no te pases con los filetes. La carne blanca (la del pollo, pavo…) sí que se puede tomar diariamente.

Además, no hay que descuidar las vitaminas (que podemos encontrar en la verdura (lechuga, tomates, zanahoria, espinacas, judías verdes, acelgas, espárragos…) y en la fruta (limón, naranja, kiwis, manzanas, plátanos…).

Y la fibra también es importante para que funcione bien el sistema digestivo, así que toma cereales (en panes integrales, copos de avena…), fruta y verduras (ensaladas, espárragos, espinacas, judías verdes…).

La calidad de los alimentos es importante, cuanto más puros sean mejor. Comprar los ingredientes necesarios en estado puro y cocinártelo tú, es más sano que comer platos precocinados (ya hemos visto que añaden azúcar, y cuentan con muchas grasas saturadas y exceso de hidratos de carbono).

Cuidado también en bares y restaurantes, ya que suelen freír con demasiado acéite y echarle demasiada sal, además de poner cantidades excesivas en los menús, que nos obligan a comer más de lo necesario (el síndrome de «no dejar nada en el plato»). Comer fuera de casa suele engordar más que cuando comemos en casa. Si comes fuera de casa, elige los platos más sanos, y no te excedas en las cantidades, si estás lleno, no comas más, no te obligues a terminar los platos, pues las cantidades en bares y restaurantes suelen ser excesivas. Tampoco te intentes acabar el pan, ni todo lo que te pongan en la mesa. No eres un cerdo al que quieren cebar, eres una persona, así que come como una. Si estás lleno, paras y dejas lo que quede en el plato y ya está.

También puedes llevarte al trabajo la comida hecha de casa en un tupper, y así comerás más sano y barato.

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En cuanto a la bebida: bebe agua.

Los refrescos son básicamente azúcar con colorante y agua, y son una fuente de calorías vacías (calorías que engordan y no alimentan) que provocan obesidad. En un solo refresco puede haber contenido el azúcar proporcional a varios terrones de azúcar. Una barbaridad. Los refrescos light tienen menos azúcar, y en su lugar tienen endulzantes como el aspartamo, pero hay noticias de que no son muy buenos para la salud, que incluso provocan cáncer consumidos en grandes cantidades. Además las burbujas de los refrescos te hinchan la barriga. Así que evita los refrescos.

El alcohol (cerveza, vino, combinados, chupitos…) también engorda, al ser una fuente de calorías vacías. Y algunos de ellos se combinan además con refrescos, con lo cual tampoco es recomendable su ingesta. Además el consumo de alcohol destruye músculo. Así que cuanto menos alcohol bebas, mejor. Alguna caña, algún vino o algún cubata en fin de semana o en ocasiones especiales, no te va a matar, pero diariamente bebe agua.

El agua es necesaria para que el cuerpo funcione bien y haga sus funciones fisiológicas (digestión, circulación de la sangre, regular temperatura del cuerpo…). Recomiendan beber unos 2 litros de agua al día, repartidos a lo largo del día (de vez en cuando, bébete un vaso). Yo siempre trabajo con un vaso o botella de agua al lado, y le voy dando sorbitos cuando tengo sed. De esa manera estoy hidratado todo el día.

En cuanto a la frecuencia, lo suyo es hacer cinco comidas al día: desayuno, media mañana, comida, merienda y cena.

Si te levantas tarde y acuestas tarde puedes hacer: desayuno, comida, merienda, 2ª merienda y cena.

El caso es que cada 3-4 horas el cuerpo ingiera alimentos. Esto hará que el cuerpo acelere el metabolismo y queme la energía más rápido.

El cuerpo funciona como un almacén, está diseñado para aguantar hambrunas. En la prehistoria el hombre podía pasar largas temporadas sin encontrar alimento (en invierno con el frío y las heladas que jodían las cosechas y hacían resguardarse a los animales), y el cuerpo cuando no ingiere alimento en unas horas, se pone en estado de alerta: relantiza el metabolismo para no gastar demasiadas calorías, y guarda todas las grasas y hidratos que se ingieren, quemándolos más lentos para que duren más. De forma que si comemos cada muchas horas, nuestro metabolismo se relantiza.

Las cinco comidas diarias, en proporciones racionales (no se trata de pegarse un banquete cinco veces al día, porque si no lógicamente engordas), que te dejen saciado, pero no con la barriga llena a reventar, y de alimentos sanos (no piques mierdas), harán que tu cuerpo sepa que le vas a dar alimento frecuentemente, y por tanto, sabrá que puede quemar rápido el que ingieres, porque dentro de unas pocas horas le vas a echar más leña al fuego. Eso acelera tu metabolismo y te hará adelgazar, o mantenerte en tu peso ideal.

Otros: cuida la sal que le echas a tus comidas. Una pizca de sal es suficiente, si te excedes con la sal tendrá retención de líquidos, y te hincharás. Además te sube la tensión. Acostúmbrate a cocinar con menos sal, y a apreciar el sabor original de los alimentos.

Tampoco te excedas con el aceite. Usa una cuchara sopera para hacer los filetes de carne o pescado a la sartén vuelta y vuelta. Un poco más en caso de un huevo frito o patatas. Pero no hagas piscinas de aceite, porque eso te va a engordar, el aceite es muy calórico.

Para las ensaladas, echa un chorrillo de aceite (de oliva extra, mejor) y otro de vinagre.

Cuidado con las salsas: el ketchup y la mayonesa tienen muchas calorías. En lugar de salsas calóricas, usa especias (pimienta, orégano, pimentón…) para aliñar ensaladas y darle un toque a las carnes. El ajo y la cebolla también añaden sabor, sin sumar calorías.

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Y una regla: lo más sano es comer como lo hacían tus abuelos. Es decir, evitar la comida precocinada (como ya sabemos, contiene muchas grasas saturadas, azúcares y hidratos de carbono). Cuantos más naturales y frescos sean los ingredientes originales, mejor.

COMIDA DE EXCEPCIÓN: Un día a la semana, te puedes saltar una comida sana, y comer lo que te apetezca: pizza, hamburguesa, helado, tarta…el antojo que quieras. De esa forma, te quitarás el antojo, y los demás días de la semana seguirás alimentándote sano, sabiendo que siempre hay un día en el que, si te apetece, puedes comer alguna basurilla. Eso evitará tentaciones y atracones.

Y es que si te alimentas sano la mayoría de días, porque uno comas algo más calórico o azucarado, no hará que la balanza siga inclinándose por el lado de bajar de peso. Es preferible eso a que sigas un regimen espartano pasando hambre y de repente te hartes y dejes de comer sano, o te pegues un atracón de comida basura.

Por cierto, con esta alimentación, es importante que no pases hambre. Es decir, alimentarse sano no es lo mismo que comer poco, o pasar hambre. Come lo que necesites para quedarte satisfecho (que no es lo mismo que cebado a reventar). Es decir, que aunque comas sano, come la cantidad suficiente para saciarte. No andes comiendo cuatro lechugas y un minitrozo de carne, con el estómago medio vacío, porque la hambruna no sirve para bajar de peso, ya que en cuanto vuelvas a comer tus raciones habituales, subirás de peso.

Así que aliméntate bien, pero más sano.

Los primeros días puedes echar en falta ingestas más calóricas, grasientas o con mono de azúcar, pero en cuanto pasen unos días comiendo sano, te aseguro que te llenarás y no pasarás hambre. Es más, tu estómago se llenará antes con menos cantidad de comida y menos calórica. No necesitarás tanta grasa, ni carbohidratos ni dulce.

Es entonces cuando habrás aprendido a alimentarte mejor.

RESUMEN ALIMENTOS RECOMENDADOS Y NO RECOMENDADOS:

ALIMENTOS QUE «ENGORDAN» (evitarlos): Pizzas, hamburguesas, embutidos, salchichas, fritos (croquetas, empanadillas, nuggets, fingers…), kebabs, platos precocinados, cereales de paquete azucarados, galletas, helado, bollería, refrescos, zumos de brick (contienen demasiada azúcar), alcohol, patatas fritas de bolsa, palomitas, snacks, chocolate (si lo tomas, cuanto más puro, mejor), pan no integral.

ALIMENTOS CALÓRICOS (Ingerir de forma reducida, pocas veces a la semana): Pasta, arroz, legumbres, huevos fritos, patatas (si son fritas, que sean caseras y con poco aceite, no congeladas de bolsa ni las del McMierdas).

ALIMENTOS QUE PUEDES COMER DIARIAMENTE: Verduras, frutas, carne, pescado, calamares, sepia, marisco, agua, cereales (en copos como la avena, o en pan integral; evitar su ingesta por la noche), queso (sin excederse, contiene muchas grasas), queso fresco, yogures (ojo, naturales desnatados, sin añadirle azucar ni miel ni mermelada), frutos secos (nueces, avellana y almendras, un puñado máximo), lonchas de pavo, lonchas de pollo, jamon york, leche desnatada, café, té, infusiones, caldos, purés.

EJEMPLO DE COMIDAS DIARIAS:

-DESAYUNO: Café con leche desnatada (sin azúcar blanco, puedes añadirle estevia para endulzar, pero yo recomiendo acostumbrarte a tomarlo solo, la leche ya suaviza de por sí el amargor característico del café), tres cucharadas de copos de avena (se compra en paquetes, es mucho más sano que los cereales típicos de paquete, que tienen demasiado azúcar) en el café con leche;  una rebanada de pan integral con un par de lonchas de pavo/ jamon york/ lonchas de pollo/ jamón serrano/ salmón (para meter algo de proteínas). También puedes sustituir el café con leche por un yogur, o por queso. Y tomar una fruta.

-MEDIA MAÑANA: Una fruta. Un puñado de frutos secos (nueces/almendras/avellanas). Una rebanada de pan integral con loncha de pavo/pollo/jamón…

-COMIDA: Proteínas (carne, pescado) acompañada de ensalada, o verduras cocidas/a la plancha: espárragos, berenjena, calabacín, acelgas, espinacas… O setas/campiñones a la plancha.

Algún día a la semana puedes acompañar las proteínas con arroz o patatas (mejor asadas o cocidas que fritas, y si son fritas, con poco aceite). También un día a la semana puedes tomar pasta (espaguetis, macarrones…) acompañada de proteínas (atún, carne, mejillones…), pero la pasta es muy calórica y tiene muchos hidratos de carbono, así que no conviene abusar. Mejor si la pasta es integral (así se absorve de manera más lenta los nutrientes, y el cuerpo los va quemando poco a poco, sin almacenarlos de golpe, lo que provocaría que se fuera a la despensa de los michelines).

También algún día a la semana puedes comer legumbres (lentejas, garbanzos, judías).

De postre, un yogur natural desnatado (OJO: acompañado de nueces, de canela o de estevia, No le eches azúcar, mermelada o miel, que tienen muchos azúcares). También puedes tomar un trozo de queso (tampoco demasiado, algunos quesos llevan muchas grasas saturadas), o queso fresco. O una fruta.

-MERIENDA: Café con leche, o si lo prefieres un (el té verde y el rojo son buenos para eliminar grasas). Una fruta o una rebanada de pan integral con pavo/jamon york/jamón serrano/salmón.

-CENA: Algo con pocos carbohidratos (no tomes pan en la cena):  por ejemplo, proteínas (carne, pescado) acompañadas de ensalada. También puedes tomar solo una ensalada, con algo de sardinas / atún / mejillones /calamares /sepia /salmón/gambas… O verduras cocidas/a la plancha: espárragos, berenjena, calabacón, acelgas, espinacas… O setas/campiñones a la plancha… El caso es combinar proteínas con vegetales, y evitar hidratos de carbono provenientes de harinas en la noche (no da tiempo a quemarlos y te engordan al ir a dormir).

Postre: Después de la hora de la merienda no se recomienda ingerir fruta, ya que presenta azúcares (aunque sean naturales). Así que de postre un yogur natural, un trozo de queso o queso fresco.

Hay un dicho que dice: desayuna como un rey, come como un príncipe y cena como un mendigo. Yo diría, según cantidades: desayuna como un príncipe, come como un rey y cena como un mendigo: la ingesta calórica tiene más importancia en las primeras horas y en la hora de la comida, ya que es cuando estamos más activos (trabajando, estudiando, realizando tareas, etc…) y según se acerca la noche, hay que reducir la ingesta de calorías, ya que quemamos menos al estar más tranquilos y cuando nos vamos a dormir, si hemos cenado ligero, nos llevamos menos calorías sobrantes a la cama, lo cual hace que no engordemos.

Así que nada de picoteo nocturno, puede dar al traste con los esfuerzos hechos durante todo el día por comer sano.

Esta manera de comer puede parecer limitante al principio, pero da para un montón de posibilidades de diferentes platos. Ten en cuenta que cuando se dice carne, pescado o vegetales de forma genérica te da para un montón de posibilidades. No comas lo mismo siempre, varía y come platos diferentes cada día de la semana. Pero si quieres bajar peso, que sean platos lo más sanos posible. Ya sabes lo que engorda y lo que no.

2-HACER EJERCICIO:

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El cuerpo humano es una máquina diseñada para moverse, si no, se oxida. Antiguamente el ser humano tenía que moverse para poder comer: cazando, criando animales o cultivando el campo. Hoy en día trabajamos en curros mayoritariamente sedentarios (sentados delante de un ordenador), y la comida la conseguimos comprando en el supermercado. Así que no nos hace falta movernos físicamente gran cosa para conseguir los sustentos necesarios para vivir. Pero el cuerpo sigue siendo esa misma máquina de la prehistoria, que necesitaba correr y moverse para conseguir alimento. Si no nos movemos, los músculos y huesos se atrofian, y la salud se resiente, incluso el estado mental y el buen humor se pueden agriar si llevamos una vida excesivamente sedentaria. Así que tenemos que movernos, sí o sí.

Es recomendable hacer ejercicio aeróbico (andar / correr / bicicleta /nadar) y anaeróbico (pesas / máquinas de musculación), durante una hora, 3 veces por semana. Y todos los días movernos andado, por lo menos, media hora al día.

Haz ejercicio al aire libre, en casa o en el gimnasio, donde sea, pero múevete.

Si no, engordarás y tendrás el cuerpo flácido. Incluso aunque comas sano, o estés delgado, si no lo acompañas de ejercicio, no estarás en forma (te subirá el nivel de estrés, la tensión, el colesterol, más probabilidades de coger diabetes, cáncer,  enfermedades cardiovasculares…).

Uno de los mejores ejercicios que hay y totalmente gratis, es subir escaleras. No uses el ascensor, sube por las escaleras a tu piso, o en el metro sube por las escaleras físicas, en vez de usar las mecánicas.

El ejercicio es totalmente necesario. Así que no te queda otra que vencer la pereza y moverte.

Con el ejercicio se segregan endorfinas, que son como una droga para el cerebro que le proporciona felicidad y relajación.

Tu salud mental y física mejorará. Estarás más sano, fuerte, relajado y feliz. Y dormirás mejor. Lo cual hará que tengas más energía al día siguiente.

3-TOMAR SOL:

La luz del sol directa sobre la piel durante al menos 20 minutos todos los días es necesaria para una buena salud, producir vitamina D y que los huesos asimilen el calcio. Así que ya sabes, tienes que tomar el sol no solo en verano, si no todo el año.

Aunque no sea un día muy soleado, sal a pasear media hora todos los días, el sol se mete por entre las nubes y algo llega.

Si tu horario laboral te lo impide, intenta que te dé el sol en los descansos, o en la hora de la comida, o al salir del trabajo. Cuando sea, pero que te de algo el sol todos los días.

La luz solar también hace que duermas mejor por la noche, al sincronizarse tus ciclos del sueño con la luz del sol.

4-DORMIR BIEN:

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Cuando dormimos se estabiliza el peso, haciendo el cuerpo funciones fisiológicas, se limpia el cerebro (los sueños son una especie de «desfragmentación» de nuestro disco duro mental), se repara y crea músculo, y se fortalecen los huesos.

Si no dormimos las suficientes horas, estamos más estresados al día siguiente, más cansados, débiles, con el sistema inmunológico más debil (pillamos más facilmente catarros si dormimos mal), aumentamos de peso y tenemos más hambre de comida grasienta y calórica (debe ser para compensar la debilidad comiendo).

Hay que dormir mínimo 8 horas diarias para cargar completamente las baterías. Y según la persona, algunas necesitan 9 o 10 horas.

Además del tiempo, también es importante la calidad: el sueño más reparador es del tirón, porque el sueño entra en fase REM (la parte más profunda del sueño) a las 3-4 horas de sueño contínuo.

Es importante que la habitación donde se duerma esté en silencio y completamente a oscuras. Si no es posible, ponte un antifaz para que no llegue luz a los ojos antes del despertar. Si hay muchos ruidos externos (tráfico, obras, vecinos ruidosos…), ponte tapones en los oídos.

Antes de dormir es recomendable pasar un tiempo tranquilos, sin ninguna luz de pantalla (ni ordenadores, ni televisión, ni móviles, ni tablets…) ya que esa luz artificial la interpreta el cuerpo como luz diurna y hace que nos desvelemos y tardemos más en conciliar el sueño. Leer un libro físico, tradicional, impreso, es la mejor manera de relajarnos y conciliar el sueño en la cama.

Duerme bien y estarás mejor de salud, más tranquilo, feliz y con el peso estable.

Dormir mucho y bien, ayuda paradójicamente a perder peso. Y no dormir suficientes horas, a coger peso.


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RESULTADOS:

Haciendo eso fui perdiendo peso poco a poco. Había meses que 2 kilos. Otros meses 1. Otros medio. Otros me estancaba. Otros subía. Las fiestas, vacaciones, cumpleaños y demás, hacen que a veces me saltara esta vida sana, y subiera algún kilo. Pero aunque el fin de semana desfases algúna comida, o te pegues alguna juerga, si entre semana te cuidas, compensas los excesos, y (a no ser que todas las semanas desfases demasiado varios días), a la larga acabas perdidendo peso. La clave es vivir lo más sano posible, alimentarse bien y la CONSTANCIA.

Me empezó a valer ropa de hace 10 años, cuando estaba más delgado. A los últimos pantalones que compré cuando estaba orondo, les sobraba ahora espacio como para que casi cupiera dentro otra persona.

Me quité las tetas de hombre, perdí la papada y mi enorme barriga pasó a ser una «curvita de la felicidad».

Cuidándome, había conseguido perder 22 kg y acercarme a mi peso ideal.

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OJO: Tan malo es tener kilos de más, como tener de menos. En este artículo se habla de cómo perder peso para llegar a tu peso ideal, no de adelgazar hasta acabar anoréxico, como un esqueleto andante. Tampoco se trata de hacer un Matthew McConaughey o un Christian Bale. Eso tampoco es sano.
¿Cómo calcular el peso ideal? Según el Indice de Masa Corporal. Busca en internet, hay webs con calculadoras donde pones tu peso y altura y automáticamente te calcula tu peso ideal aproximado.

¿QUÉ HACER UNA VEZ ALCANZADO TU PESO IDEAL?

Pues mantener la balanza equilibrada: si antes cuando engordabas es porque ingerías más calorías (y de mala calidad) que las que quemabas, y cuando has perdido peso es porque gastabas más de las que ingerías (y lo que ingerías era alimento de mejor calidad), ahora al llegar a tu peso ideal tienes que compensar lo que comes, con lo que gastas. Sigue llevando principalmente vida sana, pero de vez en cuando te puedes permitir algún exceso sin problemas, que también estamos en esta vida para disfrutar y pasarlo bien.

Así que mucho ánimo a los que quieran perder peso. Es posible. Y con lo descrito en este artículo puedes llegar a tu peso ideal, y estar más sano y mejor de salud, que es de lo que se trata, por encima del factor estético. No quieras estar delgado, si no SANO. No se trata de hacer dieta, se trata de comer más SANO. No se trata de matarse en el gimnasio y ciclarse, se trata de mover el cuerpo y hacer ejercicio para estar más SANO.

Con la salud, se llega a una estética más atractiva, no al revés. Y mentalmente también te sentirás mejor.

Así que ¡ÁNIMO Y A CUIDARSE!

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A mi todavía me queda quitarme unos kilos más para llegar a mi peso ideal, así que pondré en práctica mis propios consejos…

Propósito para este año: estar menos amorfo.